viernes, 30 de enero de 2015

Buscando el destino

La piedra apareció nuevamente sobre su camino. El destino le jugo una mala pasada. Sus ancias por ser aquello que no debía ser, dejó obsoleta la luz que sentía brillar en su alma.
"Nunca es tarde" le dijo un hombre de pelo muy largo color platinado, "... pero debes comenzar a escuchar", concluyó.
Ella era testaruda, terca. Pensaba que el mundo debía moverse a su manera en lugar de adaptarse a él, y cuando sentía que algo andaba mal, lo manipulaba hasta lograr el equilibrio que su idea de vida exigía. Como? La luz era la respuesta.
Cuando caminaba por las calles oscuras, podía apreciarse una pequeña luz en su pecho. Ese era el secreto. Mientras la luz estuviera encendida, los caminos se enderezarían para lograr su cometido. Las personas la envidiaban al verla caminar por los senderos arbolados cuando el sol se escondía y la luna se asomaba. Pero un día, un transeúnte se percato que la luz brillaba cada día un poco menos, su intensidad se opacaba. Él se acerco y le comento su percepción, pero ella, no supo escuchar y continuo. El primer golpe no se hizo esperar, y cuando menos lo imaginó, su cabeza sangraba. Al llegar a su casa, hizo mil y un esfuerzos por parar el sangrado de su cabeza, pero al ver que no cesaba, pidió ayuda a diferentes personas.
Luego de un tiempo, y ya recuperada, se dio cuenta que la luz ya no estaba y sin ella, sentía que no podría cumplir sus sueños una ves mas. Busco incansablemente hasta que, escondida bajo un banco de una plaza, la encontró. Claro que no dudo en tomarla, y llevarla suavemente hacia su pecho. Una vez mas, la luz brillaba en ella.
Feliz y con una sonrisa que tatuaba su cara, volvió a transitar aquellos caminos arbolados buscando su destino, pero rápidamente la luz comenzo a mostrarse mas tenue hasta apagarse completamente, y con ello, la segunda caída. Esta vez, a diferencia del primer golpe, pudo apoyar sus manos antes de tocar el suelo, aunque sintió el dolor de la dureza del piso. Además, no necesito tanta ayuda como aquella primera ves, y pudo reponerse con mas fuerzas. Ella no entendía porque se apagaba la luz, porque se golpeaba, y se preguntaba como lograr terminar con esto que tanto trastorno le causaba. Al final, entendió que perdía mas tiempo buscando la luz y reparando sus heridas, que buscando su destino. "No necesito la luz, creo poder hacer esto sola", dijo. Se repuso, y salio nuevamente a los senderos arbolados. Observo a los demás, y pudo darse cuenta que nadie la miraba como antes, pero aprendió a disfrutar el andar sola. Los caminos tampoco se enderazaban solos, pero aprendió a transitarlos. Y cuando menos lo imagino, encontró aquello que tanto añoraba, su destino.


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