Cuando a una persona le regalamos eso que sabemos necesitará el resto de su vida, estamos logrando la esclavitud o dependencia directa de la misma, ya que le inhibe a éste último el pensamiento de cómo conseguir lo recibido por sus propios medios. Asimismo, cuando la persona que recibió el regalo decide conseguirlo a su manera, no tiene las herramientas para hacerlo, y entonces, cae en el único recurso que conoce, esperarlo nuevamente.
Muchas veces, los grandes líderes con hambre de poder, utilizan este recurso para quedarse con algo fundamental del ser humano: la libertad. Expropian de tu persona el sentimiento tan preciado, regalando y regalando desmedidamente, y mostrándose como seres iluminados que llegaron a tu vida para solucionarte los problemas. Pero, en realidad, solo te están robando. Te están robando la libertad, esa libertad que se gana aprendiendo a conseguir las cosas a tu manera. Ellos saben que tu puedes, que tienes la capacidad, pero no les conviene que la utilices, porque sino, tendrían nuevos competidores, nuevos lideres, que los destronarían de ese lugar que tanto anhelan, y el poder se esfumaría.
La mejor manera de ayudar al otro es darle las herramientas para que aprenda a obtener lo que necesita, y ellos lo saben.
Te preguntaste en algún momento que ocurriría si de pronto desapareciera tu líder poderoso que todo te dá día a día? Te preguntaste que pasaría con vos si tu líder poderoso decidiera mañana no darte mas?
No esperes más, sólo tú puedes cambiar las cosas. Elimina tu dependencia comenzando por aprender las herramientas para ganarte cada recurso que necesitas. Olvídate de la esclavitud que te encierra en lugares oscuros sin salidas. Así, no tendrás que preguntarte más. Así, serás libre.
jueves, 20 de agosto de 2015
lunes, 10 de agosto de 2015
Adolescencia dolorosa
Querido hijo:
Sé que adoleces por el magnifico hecho de estar creciendo. Tu cuerpo esta cambiando, y nada se encuentra a tu alcance para poder sobrellevar esta situación. Créeme, te entiendo.
Cuando tenia tu edad viví la misma experiencia, momentos terribles. Nadie me entendía, nadie hablaba con coherencia. Hubiera dado la vida porque ellos se pongan en mis zapatos y pudieran observar con los ojos de mi alma para darse cuenta como eran las cosas desde mi perspectiva. Mis viejos...mis viejos se enojaban, me gritaban, y buscaban que yo entendiera lo que para mi era una locura. Mis abuelos, tíos, profesores...todos los que ya habían pasado por ésto, buscaban que cambie, que sea distinto. Pero el tiempo pasó, y junto a él, mi dolor. De a poco fui entendiendo que ellos tenían mucha razón en algunas cosas, pero no tanta en otras. El enojo y la bronca por mi ignorancia los hacia decir palabras que hasta hoy no comparto. Pero los entiendo. Los entiendo porque puedo observar hacia atrás y observarme en tus ojos, esos ojos enfurecidos de amargura por no entender porque éstos sentimientos afloran.
Con estas líneas solo quiero que sepas que te entiendo, sólo eso. Pero al mismo tiempo, te estoy pidiendo algo mucho mas difícil, y es que me comprendas. Buscaré lo mejor para vos en cada acto de tus días y vos, entre gritos desesperados, intentarás convencerme que estoy equivocado.
El tiempo pasará, y con él, las cosas se irán aclarando. Pero mientras el sol giré alrededor de nuestro hogar, deberemos hacer un esfuerzo: Vos pensando en mi y yo en vos, porque esa es la única alternativa que tenemos hasta que nuestro dolor desaparezca por completo.
Siempre ten presente que en cada palabra tuya y mía de ésta agonía lógica, te amaré como el primer día que te vi. Ése, será nuestro punto de encuentro.
Sé que adoleces por el magnifico hecho de estar creciendo. Tu cuerpo esta cambiando, y nada se encuentra a tu alcance para poder sobrellevar esta situación. Créeme, te entiendo.
Cuando tenia tu edad viví la misma experiencia, momentos terribles. Nadie me entendía, nadie hablaba con coherencia. Hubiera dado la vida porque ellos se pongan en mis zapatos y pudieran observar con los ojos de mi alma para darse cuenta como eran las cosas desde mi perspectiva. Mis viejos...mis viejos se enojaban, me gritaban, y buscaban que yo entendiera lo que para mi era una locura. Mis abuelos, tíos, profesores...todos los que ya habían pasado por ésto, buscaban que cambie, que sea distinto. Pero el tiempo pasó, y junto a él, mi dolor. De a poco fui entendiendo que ellos tenían mucha razón en algunas cosas, pero no tanta en otras. El enojo y la bronca por mi ignorancia los hacia decir palabras que hasta hoy no comparto. Pero los entiendo. Los entiendo porque puedo observar hacia atrás y observarme en tus ojos, esos ojos enfurecidos de amargura por no entender porque éstos sentimientos afloran.
Con estas líneas solo quiero que sepas que te entiendo, sólo eso. Pero al mismo tiempo, te estoy pidiendo algo mucho mas difícil, y es que me comprendas. Buscaré lo mejor para vos en cada acto de tus días y vos, entre gritos desesperados, intentarás convencerme que estoy equivocado.
El tiempo pasará, y con él, las cosas se irán aclarando. Pero mientras el sol giré alrededor de nuestro hogar, deberemos hacer un esfuerzo: Vos pensando en mi y yo en vos, porque esa es la única alternativa que tenemos hasta que nuestro dolor desaparezca por completo.
Siempre ten presente que en cada palabra tuya y mía de ésta agonía lógica, te amaré como el primer día que te vi. Ése, será nuestro punto de encuentro.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)

