En la sombra de un amanecer,
te vi amarme como a nadie,
y al recordar tu belleza,
en esos sombríos arenales,
recuerdo lo que era amar,
como jamas ame a nadie.
Tu piel suave y oscura,
no podía parar de pensarte,
pero la vida nos distancio,
y en la búsqueda por encontrarte,
el soplo de un cálido viento,
me llevaba a alguna parte.
Allí te encontrabas,
con tus hermosos ojos grandes,
y un abrazo desesperante,
invadió mis sentimientos,
en la noche agonizante,
nos amamos como antes.
Me contaste tu historia,
me contaste tus deseos,
y entre besos y palabras,
nos miramos firmemente,
esperando que los ojos,
nos quitaran nuestros miedos.
Y avanzamos por la senda,
del amor infinito y eterno,
construimos una familia,
convertimos nuestros miedos,
atrapamos al destino,
muy tranquilos, muy serenos.
Te amo como el sol a la luna,
en el atardecer despejado,
donde ella sale expectante,
de encontrarse con su amado,
y decirle al oído,
siempre me tendrás a tu lado.
Sebastian Bainotti




