domingo, 7 de julio de 2013

Soñando por el sendero de la vida

Cuando me di cuenta lo bello de vivir, comencé a caminar por un sendero colmado de flores que observaban el acogedor amanecer de una mañana diferente. Un sentimiento poco recurrente recorría mi cuerpo, me sentía feliz. El sol despertaba al mismo tiempo que la luna se despedía tras un valle arbolado. Fijé mis ojos en aquel pájaro que se
encontraba inmóvil sobre una roca con vida. Parecía triste y cansado. Pero no dude en caminar hacia él, buscando encontrar una respuesta. Sabia que algo hermoso escondía. Y mientras el viento suave y tierno susurraba sobre mis oídos, logré observar un nido con un pajarito cantando al son de aquella mañana inmensa. Entendí su cansancio por cuidar de su cría, entendí su tristeza por el hecho de dejarlo ir. Era su ultimo hijo, el resto ya habían comenzado su vuelo, y su melancolía tenia explicación. Pero al mismo tiempo, era necesario, y sentía el orgullo de darle vida a su gran esfuerzo. Sentí nostalgia y continué mi recorrido. Camine y camine y entre arboles de diferentes especies escuche el joven cantar de aquella cría que había comenzado su largo viaje. Esta ves, él fijo su mirada en mí y entendí que me estaba queriendo decir. Levanto vuelo rápidamente, y lo vi unirse a otros pájaros formando una V en el firmamento. A lo lejos visualicé una cascada, alta, como una escalera al cielo. Me acerque y arroje mi cabeza sobre ella con mis ojos cerrados. El agua recorría mi cuerpo, cuando de pronto un sonido fuerte y molesto, obligo a despegar mis ojos. Era la hora de despertar.

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